Nota del Editor. O algo: Antes de que devoren este nuevo relato de Eme, solo quería compartir el hecho de que este viernes pasado no hubo concierto nocturno. Quizás leyeron el blog o quizás el concierto se realizó mas temprano. He estado perdiendo mi lunes esperando por el fucking técnico de la Telefónica para que resuelvan el problema con mi línea de DSL.
Bueno y lo prometido es deuda. He aquí la tercera entrega de Eme.
Parranda Esotérica
Por alguna razón no me acabo de acostumbrar a las parrandas. No importa si son las parrandas secas de mi familia y su fobia al ron, o las albizuistas de los años de universitario ríopedrense. No sé. Hasta ahora mi mejor parranda la pasé fuera de la isla cuando me exilié del trabajo por dos años y un 31 de diciembre la reunión de cinco o seis puertorros fue suficiente para que cometiéramos la ridiculez de sacar tres panderos en el metro y alborotáramos la cabina entera… después uno de los boricuas se asustó dizque por el revolú que había en la calle y nos convenció de regresar a la casa. Todavía no entiendo por qué carajo le hice caso si desde que tengo memoria en mi barrio la despedida de año es un bacanal…
Bueno, pero a lo que vinimos. El sábado fui a una parranda en el Río Piedras blanco. Me invitó Atabey una jeva de la iupi que tengo chekeá hace tiempo, pero que ella no se entera. Jura que somos los más panas, pero yo le tengo unas ganas del carajo… la cosa es que fuimos a una urbanización en la calle Paraná, a una casa de tres pares de cojones, con una mesa de picadera que llenó mis necesidades más básicas: matar los munchies. Como no bebo, procuro arrabatarme aunque sea un poco antes de salir de casa, así sea para ir al seven…
La fiesta –porque no era una parranda exactamente- estaba chillin. Aparte de la comida, tenían puesto el cd nuevo del especial del banco popular, sea la madre de Víctor Manuell, pero pa’ adelante ésta es mi noche pensaba mientras bailaba con Atabey. Esa condená moviéndose como ella nada más puede. Cada vez que bailamos me hace pensar en las taínas meneándos en el batey en tetas y en taparrabos… Y me creo un esclavo ligándola desde un matorral mientras un español mamao trata de bailarla con su armadura sin saber que más tarde ella comería de mi gandinga y no de su bayoneta… pues estando así las cosas empecé a tirarme uno de mis pasitos pa hacerme el interesante. Ya lo he dicho antes, siempre bailo cuando me arrebato y bailo con estilo. Yo payaseando y Arabey sonriendo, mi corazón a cien y mis güebos a mil… y de repente la dueña de la casa saca un micrófono y pone un cd de Enrique Cárdenas:
-Gente muy buenas noches… buenas noches, quiero compartir con ustedes una experiencia esotérica. Les presento a Esmenegildo Puig, sobrino del dueño de la revista, colaborador estrella sobre temas esotéricos…
Todo el mundo abrió la boca, pero nadie dijo nada. El tipo se presentó de nuevo, dijo que es experto en misterios y yo mientras me comía unos chicharroncitos con cheese wiz, pensé que si tanto sabe de misterios por qué ostia no ha resuelto el de su calvicie. Me concentré demasiado en los chicharrones y no me dí cuenta cuando el cabrón cogió a Atabey para que fuera su víctima. Se puso a hipnotozarla, pero estoy seguro que lo que deseaba era tocarla… la carita de ella, ndito, era de susto. El tipo la mandó a cerrar los ojos y se puso a frotar sus manos, yo ni oía lo que decía el hijo de puta, sólo ví que le puso las manos en los hombros y se le torció la boca. Ella se fue un poco hacia atrás y el le agarró la nuca y la jaló más, ahí lo escuché decir que él no la estaba moviendo… La despertó y anunció un truco más intenso en el que lo ayudarían cuatro adolescentes. A mí los chicharrones me subieron hasta la garganta y se me atoró un peo entre las nalgas cuando ví las caras de aquellos tres potes de esperma comprimía y añejá de 15 años a punto de tocar a Atabey por la espalda y las piernas mientras el Rangel insistía en que no la estaba moviendo él… Sin pensarlo metí la mano en el plato de chesse wezz y le tiré un montón en la cara al tipo, cogí el cucharón de servir el anti pasto y brinqué desde donde estaba y le metí un cantazo en la frente a cada uno de aquellos cuatro pendejos. Jamás fui tan rápido en mi vida, le jalé el poco pelo al Rangel y le espeté el cabo del cucharón por el culo por encima del pantalón, él se retorció del dolor y yo me acomodé para evitar que Atabey se cayera. La senté en una silla y me quedé parado sólo en el medio de la sala…todo el mundo me miraba y yo sólo esperaba una reacción de Atabey… ella se paró y se me acercó, yo intenté besarla, pero ella me dijo al oído: cabrón me acabas de joder el trabajo, consigue pon para tu casa…
De inmediato corrí a las escaleras todavía con la mano llena de cheese wezz y bajé hasta la caseta del guardia del control de acceso. Le pedí una servilleta que el don me dio con cara de pescao en fricel… me limpié las manos y caminé hasta mi casa en el Río Piedras negro fumándome una changa que tenía en mi cartera. Cuando fui a sacar las llaves del bolsillo me encontré una cámara digital de fotos…
EME
ESTE RELATO CONTINUARÁ.
Eme utiliza un sombrero de Panamá en honor a Andrés Jiménez, el Jíbaro y planea reemplazar a Eva Green en la próxima película de James Bond.
Tercer Fragmento de Risa y Ridículo en Río Piedras - una novela en progreso
the gospel according to
Anónimo
at
12/18/2006 02:16:00 p. m.
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