Una buena y otra del imbecil de Alexis Sebastian Mendez... deberia quedarse a hacer las columnas de humor porque como critico de cine ni de rock sirve. Total, tanta mala actitud y termino mamando con el concierto. Lo peor de todo es que noten que se nota que el cabron no sabe un carajo de lo que habla. Pero puej.....
Euforia ante el recuerdo de los 80
Jueves, 10 de febrero de 2005
Por María Ivette Vega Calles
mvega@elnuevodia.com
LA EUFORIA colectiva marcó el encuentro entre la agrupación británica Duran Duran y su fanaticada puertorriqueña, en el concierto que presentaron el martes en el Coliseo de Puerto Rico José Miguel Agrelot.
Aunque fue la cuarta presentación del grupo en la Isla, era la primera vez que lo hacían todos los miembros originales de la banda: Nick Rhodes, Andy, Roger y John Taylor y el cantante Simon Le Bon.
El concierto estaba pautado para las 8:00 p.m. pero no fue hasta las 9:02 p.m. que se apagaron las luces del coliseo y comenzaron los gritos y el entusiasmo de los presentes. Los integrantes de Duran Duran aparecieron en el escenario, vestidos de negro y se dispusieron a interpretar Sunrise, el primer sencillo de Astronaut, disco que marcó su regreso a la industria luego de veinte años separados.
Luego de interpretar uno de sus temas viejos, Hold back the rain, el vocalista de la banda saludó a la audiencia, que estuvo compuesta por adultos y jóvenes, algunos de los cuales vistieron de manera gótica, estilo que prevaleció en la era New Wave, que fue dominada por el grupo.
“Buenas noches San Juan de Puerto Rico, éste es Duran Duran. Is anybody hungry? (¿Alguien tiene hambre?)”, cuestionó Le Bon, provocando a los presentes ponerse de pie para bailar el clásico Hungry like the wolf.
Una versión con arreglo de rap de I Don't Want Your Love, continuó encendiendo a la audiencia. Para la interpretación de este número, el carismático cantante contó con la colaboración de Ana Ross, quien demostró su talento interpretativo.
Come Undone, Union of the Snake, Chains, What Happens Tomorrow y Reflex (que desató la euforia del público), fueron los temas que siguieron.
El concierto contó con un excelente audio, que contribuyó a que se pudiera apreciar que el paso del tiempo no ha tenido efecto sobre la voz de Le Bon. En cuanto a presentación visual, cada canción contaba con imágenes grabadas o animadas, que eran transmitidas en dos pantallas grandes detrás del escenario.
The Chauffer fue la primera canción de un segmento de baladas que fue el más emotivo de la velada. Incluyó Ordinary World y Save a Prayer, en la que el público tuvo la inventiva de prender sus celulares, iluminando de blanco y azul el coliseo.
La pregunta del cantante: “¿Quieren bailar?”, dio inicio a la parte en que la audiencia se dedicó a bailar sin parar, compuesta por el nuevo tema Bedroom Toys, el éxito Notorious, que contó con un arreglo que incluyó la canción We are Family, Nice, Planet Earth y Careless Memories. El segmento contó con un vídeo de figuras animadas en el que el grupo actuaba como héroes aniquilando a los enemigos con discos y destruyendo el edificio de EMI, su antigua compañía discográfica. Una versión extendida de Wild Boys, en la que se destacó la percusión de Roger Taylor, fue la última canción de ese espacio.
Luego de que abandonaran el escenario, se comenzó a escuchar el reconocido sonido de la cámara fotográfica que distingue el inicio del éxito Girls on film, que estuvo acompañado por imágenes de modelos en pasarela en blanco y negro. El cierre de la noche fue Rio, uno de los temas que siempre ha tenido mucha aceptación en los “Duranes” puertorriqueños.
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Duran Duran en velada rockera casi inmaculada
PRIMERA HORA > ASI
jueves, 10 de febrero de 2005
Alexis Sebastián Méndez PRIMERA HORA
Simon LeBon mantuvo atrapado al público con las canciones. (Andre Kang / PRIMERA HORA)
Debo empezar señalando que, a pesar de identificarme fuertemente con la generación de los 80, nunca he compartido el fanatismo por el grupo Duran Duran (encuentro la mayoría de sus canciones –por ejemplo "The Reflex" y "Wild Boys"– como extremadamente tontas).
También tengo muy poca tolerancia para esperar sin explicación, así que aguardar 67 minutos por encima de la hora anunciada en un concierto me puso de mal humor. Si esperar por algo que uno desea crea impaciencia, esperar por algo por lo que se siente indiferencia genera cierto grado de rabia.
Quería anticiparles todo esto para que imaginen mi estado de ánimo ante el concierto del conjunto británico Duran Duran, el cual se presentó el pasado martes en la noche en el Coliseo de Puerto Rico. Ahora imaginen la calidad que tuvo este espectáculo para que yo reconozca que es uno de los mejores conciertos de rock a los que he asistido en nuestro país.
Ya Duran Duran ha visitado la Isla anteriormente, pero esta es la primera ocasión en que se presenta en conjunto con sus integrantes originales.
La banda se formó en 1978, tomando su nombre de un villano en la absurda película de ciencia ficción "Barbarella" (ahora es difícil ver la cinta y escuchar que hay un tipo llamado "Duran Duran"). El grupo fue uno de los pioneros del denominado New Wave, y aprovecharon el crecimiento de MTV a comienzos de los 80 para convertirse en iconos del nuevo medio musical.
Tras cuatro años de éxitos, el conjunto fue desbandándose, llegando en un momento a contar con solamente dos de los integrantes originales. A pesar de la evolución de la música popular, Duran Duran siempre se ha mantenido vivo y activo, aunque fuese solamente una migaja de lo que fue en sus años cumbre.
El quinteto original está junto nuevamente, tiene en el mercado un nuevo disco ("Astronaut"), y empieza este mes una gira mundial. El concierto del martes, en el cual Duran Duran compartió durante 108 minutos una veintena de sus canciones, demuestra el porqué este grupo ha merecido subsistir tantos embates y mantener una lealtad tan fuerte en su público.
La banda comenzó con dos canciones de su nuevo disco tituladas "(Reach Up for the) Sunrise" y "Astronaut". Aunque las piezas me eran desconocidas, tienen los elementos peculiares del grupo. El público se mostró complacido de recibir a la banda y aguantó estas piezas menos conocidas, aunque más adelante en el concierto evidenció que interesaba los éxitos clásicos. Pude notar que en otras ocasiones en que la banda compartió canciones del nuevo disco (tales como "Chains"), muchos asistentes se paraban a visitar el baño, comprar cerveza, fumar afuera, o sea, lo que hicieran.
Si el público estuvo eufórico durante aquellas dos canciones con las que estaba familiarizado, la tercera pieza parecía describir a los presentes. "Hungry Like a Wolf" verdaderamente energizó a los fanáticos. Esta misma reacción entusiasta se repetiría con "Union of the Snake", "The Reflex", "Wild Boys" y "Save a Prayer" (uno de los mejores momentos de la noche).
La banda se reforzó con un saxofonista que se lució durante muchas de las canciones, y una cantante que participó en el fondo vocal, y quien hizo despliegue de su talento durante "I Don't Want Your Love". Ambos integrantes invitados se destacaron nítidamente durante "Notorious", con un sorprendente arreglo en el cual incluyeron porciones del éxito disco "We Are Family".
No todos los experimentos funcionaron. El intento de Duran Duran dentro de la música hip-hop me pareció un enorme bache en una velada casi inmaculada. Por suerte, el resto de su espectáculo fue tan sensacional que el desliz fue tolerado hasta la llegada de la próxima canción.
La banda tuvo una ejecución sencillamente sensacional. Las luces y el sonido trabajaron sin ningún problema, y dos enormes pantallas sobre el escenario presentaban truenos, planetas, animación violenta, siluetas de mujeres y otras figuras, una adición adecuada –y hasta necesaria– para honrar el pasado de la banda como figura clave en el desarrollo de los modernos vídeos musicales.
Otros números, tales como "Planet Earth", "Sing Blue Silver" y en particular "Ordinary World", estuvieron estupendos, pero la banda guardó lo mejor para el supuesto bono de los conciertos (usted sabe, cuando la banda regresa –según la tradición– para dos canciones, "gracias" a la insistencia del público). El cierre con "Girls on Film" y "Rio" dejó al público energizado y feliz.
La organización durante el concierto fue admirable. Estos valores de producción junto a un espectáculo con una banda que ha mejorado con el tiempo ofrecieron una gran noche de música. Si alta fue mi satisfacción, no puedo imaginar la euforia de los amantes de Duran Duran.
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