Sexto fragmento de "Risa y ridículo en Río Piedras", una novela en progreso

NOTA DEL EDITOR: Bueno, si se creían que EME no venía se han podido dar tremenda jodía. Y esta ocasión hace tres entregas para su entretenimiento y deleite.

¿El que se fue no hace falta?

Despedir el año siempre me ha dado un poquito de coraje. No le veo la jugada a llorar cuando dan las doce y romper a abrazar hipócritamente a la familia mientras se come uno doce uvas con to’ y pepas pa’ complacer a una tía. Pero volver a mi pueblo en esas fechas sí que me tripea, aunque este año no haya sido sino pa’ enterarme de mucha mierda.

Me fui pa’ casa de los viejos el mismo 31 en la tarde. La noche anterior fue muy rara. El sólido nos llamó a mí y a El Pillo como a la medianoche con un cuento extrañísimo de un deambulante que les tiró un truco y los hizo caminar desde la 18 hasta Dumbars... ellos dizque querían ver a Dávila 666 y le preguntaron al tipo dónde era Showtime, el hombre les tiró el pescao y se los llevó hasta Dumbars donde los dejó soleaos y a pié. Todavía no sé qué carajo les pasó, pero El Pillo y yo al otro día nos fumamos un gallo y nos fuimos a Plaza antes de irnos cada cual a su casa...

Despedí el año con mis viejos antes de encontrarme con Noel, un panita de la escuela al que se le murió su papá hace como dos meses. Noel era mi hermano, pero desde que nos graduamos no hemos hablado más de cuatro o cinco veces. No pude ir al entierro de su papá por estar trabajando y todavía cargo ese dolor –tengo dos grande regrets del 2006, ése y no haber ido a la última lucha del Invader- pero la cosa es que nos juntamos como a la una de la mañana en el pueblo y estuvimos hablando y fumando un rato. Ni él sabía que yo fumo ni yo sabía que él fuma. Pero cada cual sacó su pincho y compartimos. Así es con los panas de a verdura. No hay cráneo.

A las tres de la mañana me llamó Atabey. Me dijo que llevaba rato tratando de conseguirme, que me quiere mucho y que la disculpe por no habernos visto... quedamos en vernos el día de reyes por la noche. Dijo tener una sorpresa. Yo me quedé como bruto y Noel me tripeó... nos montamos en mi carro y nos fuimos a dar vueltas por el pueblo.

No había ya ni un alma en la plaza pública y decidimos bajarnos. Nos sentamos callados al lado del nacimiento tamaño real que adornaba el pueblo. Fumábamos allí como si estuviéramos en Amsterdam o algo así, sin ningún miedo. Atabey volvió a llamar, pero no contesté. Dos chamaquitas borrachas se nos juntaron y fumaron con nosotros. Eran de la escuela también, un poco menores que nosotros y aunque no eran amigas sabíamos quiénes eran. Ahí empezamos a reírnos y a vacilar. No me acuerdo cuándo me quedé solo. Desperté y eran las cinco de la mañana. Arranqué pa’ mi casa sin saber dónde estaba Noel ni las jevas. El cabrón se las había llevado a las dos, que hijo de puta.

Lo próximo que recuerdo es a mi viejo parado frente a mi cama con un niño jesús en los brazos. Me dijo que estaba en el asiento de atrás de mi carro. Él no sabía si reirse o qué... yo me dí la vuelta y le dije que no sabía nada. Al rato llegó mi tío diciendo que se habían robado el niño jesús del nacimiento de la plaza pública. Me hice el loco y esperé a que fuera muy tarde. Bajé al pueblo, me metí al nacimiento y lo devolví. Por ahí mismo me fuí pa Río Piedras sin decir nada... sólo podía pensar en ver a Atabey...

Decadencia Real

Hacía tiempo que no esperaba a los Reyes magos con tanto fervor. Luego de haberme robado sin saber cómo el niño Jesús del nacimiento en la plaza pública de mi pueblo en la despedida de año, sentía vergüenza de ir a mi casa así que lo dejé pa’ última hora.

El día cinco lo empecé más o menos igual que el 31. Un viaje a Plaza Las Américas con El Pillo. Debía comprar algo pa’ Atabey a quien se supone viera el día seis por la noche. Ese encuentro me traía con desvelos desde que hablamos la madrugada del día primero. Así que decidí comprarle un detallito.

Con un gallo en la cabeza nos fuimos a Plaza y pasamos una hora mirando carátulas de cds de salsa vieja. Creo que mi favorita está entre la de Bobby Valentín con una mujer simulando su bajo y una de la Típica 71 con una jeva en camisilla blanca haciendo un wet t shirt... después nos fuimos a la comuna y Chuka llamó. Cuando Chuka llama significa que quiere coger un notición con nosotros...

Dieron las siete de la noche y nosotros en el bacanal. El Pillo se regaló a sí mismo el nuevo cd de Tom Waits Orphans y con eso d fondo rompimos a fumar y fumar... y yo a bailar, bailar, bailar... nada como la voz desastroza del maestro Waits para mantener la nota melancólica de una fiesta como los reyes. Dí vueltas en la sala moviendo mis brazos con estilo, El Pillo tocaba su guitarra al aire y Chuka nos miraba y reía. Chuka siempre nos mira y ríe. Saqué una conguita que me regaló Atabey hace un tiempo y comencé a tocar un poco. Con los ojos cerrados y una nota cheverona como aquella uno jura que lo tiene todo... de repente estaba en una barra de mala muerte en Río Piedras, algo así como Los Compadres, con un par de congas sonando y en una esquina con un simiñoco de hombre orquesta Tom Waits cantando lo suyo. Ví al Pillo sonriendo y a Chuka y el Sólido agarrándose los culos al bailar...

Desperté mientras me daba un bañito. Hay pocas cosas que me dan más placer que tirarme un bañito polaco arrebatao... se siente la espumita del jabón rozar todo, la mierda es que casi siempre eso termina por parármelo y me jalo una puñeta. Eso hice justo antes de irme a casa de mis viejos escuchando OK Computer y pensando en mi regalo de reyes: vería a Atabey la noche siguiente.

Átame Atabey

A Atabey la concí una tarde en el tren urbano. Tan pronto la ví se me paró. Siempre he tenido ese problema, –o bendición todo depende a quién se le pregunte- cuando una mujer me gusta lo tengo parado cada segundo que estoy con ella. Era la primera vez que la veía subir a ese tren, el de las dos de la tarde, estoy seguro porque dos veces por semana lo cojo para venir de Santurce a Río Piedras. Es lo peor porque a esa hora en la estación Piñero suben un montón de policías a cambiar de turno. No bajan de cinco y todos tienen un guille cabrón. Musculositos, con las cejas afeitás y las mangas de la camisa apretás.

Cargan loncheritas con la comidita que de seguro le prepararon sus respectivas mujeres. Y entran como dueños del mundo. Rodean a la primera jeva que encuentran y con su fronte las hostigan. Toas las tarde me dan una ganas de pararme y meterle un puño al más pequeño, pero después me acuerdo de los palos que esos cabrones reparten a infelices como yo y me aguanto.

La cosa es que al ver a Atabey subir en la estación Hato Rey de inmediato pensé en eso y decidí sentarme a su lado. Eso sería muy sicópata. Un caco se me adelantó y lo odié, pero ella no le hizo caso. Él sa bajó en la misma estación en que suben los guardias y yo me moví más cerca de ella. Los polizones se le acercaron y se pararon tres frente a su cara, con los bichos apuntando a sus ojos. Sentí asco y desespero. No le veía la cara a la pobre mujer porque el culo de uno de ellos me la tapaba. Nunca fue tan largo el trayecto entre Piñero y Universidad.

Cuando se acercaba la parada me levanté y traté de mirarla. Me ubiqué al lado de un guardia que medía como seis pies y el tipo se movió detrás de mí. Casi me da un chino en la nuca mano... logré verla y ella estaba embelesá mirando directamente a los kalembos policiacos. Cambiaba el foco entre uno y otro como un abanico tirteao y se lamía los labios... No supe qué hacer cuando se abrió la puerta. Quise correr como quinceañera desesperada, pero la ví levantarse y mantuve la compostura. Ella salió y miró hacia atrás sonriendo los guardias se quedaron guillaos y yo le hablé mientras subíamos las escaleras eléctricas...

Le tiré un comentario burlándome de los guardias y ella se rió. Caminamos juntos hablando zanganerías hasta el merendero de Sociales. La invité a tomarse un refresquito y ella prefirió un jugo de frutas.

Pasamos toda la tarde hablando. Ella cortó sus clases y yo como no estudio pues hablé y hablé. Jamás me sentí mejor en mi vida. Verla sonreir me estrujaba el pecho como un papel de aluminio. Me invitó a su apartamento a ver una película de Almodóvar que aseguró me encantaría: Átame...

Estaba pensando en todo eso mientras caminaba a su casa. La cita era para escuchar música, fumar y decirme su gran sorpresa. No la veía desde la parranda esotérica, desde que me mandó al carajo. Me abrazó con ganas y me dió dos besos en el cachete izquierdo, yo moví un poco la cara a ver si cachaba un pedacito de boca, pero no.

Después de hablar mierda como si nada hubiera pasado, fumar bastante y escuchar un par de cd’s –desde Héctor Lavoe hasta Riky Martin- Atabey apagó el radio y me dijo que desde que la hipnotizaron en la parranda había descubierto el amor libre. Que el viejo cabrón aquel se la había llevado a su casa –que ella fue pa’ no perder su trabajo- y le había prestado unos libros. Yo temí lo peor. La imaginé mamándoselo al viejo y to’, pero ella me dijo que no había pasado nada de eso... y que nada de lo que me había contado era la gran sorpresa.

Acto seguido se quitó su falda y no tenía pantys. Se quitó también la camisa, se acostó en el sofá espatarrá y me dijo cómemela cabrón. Yo no pude más que llorar. De inmediato me tiré sobre ella y comencé a mamar... Después de venirse se tomó un vaso de agua, me besó y me dijo que tiene novio, que aún no ha chichao con él y que tenía que ponerme a mamar antes de tirárselo. Dijo que soy su mejor amigo y que debía ser el primero en hacerlo, que me fuera, que ella me llamaría, que nunca olvidaría cómo se sienten mis labios en su chocha... y que está loca porque yo conozca a su novio.

Sin darme tiempo a contestar me acompañó a la puerta. Me fuí, con dolor de bolas y el corazón estrujao como papel de aluminio...


EME

Eme utiliza un sombrero de Panamá en honor a Andrés Jiménez, el Jíbaro y planea reemplazar a Eva Green en la próxima película de James Bond.
  • Stumble This
  • Fav This With Technorati
  • Add To Del.icio.us
  • Digg This
  • Add To Facebook
  • Add To Yahoo

0 observations: